El 20 de marzo se celebra el día de la felicidad y me ha parecido una fantástica excusa para hablar de la magia de una simple sonrisa.
Reflexionemos por un momento: ¿sonreímos porque somos felices? O ¿somos felices porque sonreímos?
Pues hay un poquito de las dos cosas. La sonrisa es la expresión de una emoción de bienestar y alegría, pero también se produce el camino inverso. Charles Darwin en 1872 ya habló de la sonrisa como un elemento importante para sentir bienestar, en lugar de sólo como una consecuencia de sentirse bien.
En 2012 en la universidad de Kansas, las psicólogas Tara Kraft y Sara Pressman, realizaron un estudio sobre los efectos de la sonrisa. Descubrieron que la sonrisa bajaba el ritmo cardíaco y disminuía la respuesta a estímulos estresantes. Pero lo curioso del estudio fue descubrir que estos efectos también los producía, aunque en menor medida, una sonrisa más forzada y menos espontánea, en la que la persona cogía un palito con los dientes simulando que sonreía.
Parece ser que la expresión de nuestro rostro le dice al cerebro cómo nos sentimos.
- Aumenta nuestro nivel de bienestar y mejora el estado de ánimo.
- Cuando sonreímos nuestro cerebro libera endorfinas, unas sustancias que se encargan de activar las áreas cerebrales que producen placer. Por eso a estas sustancias se las conoce como las moléculas de la felicidad, ya que provocan en nosotros sensación de bienestar y tranquilidad.
- Además, las endorfinas ayudan a inhibir el dolor físico y también el emocional.
- Estas moléculas de la felicidad fortalecen el sistema inmunitario. Es sabido que largos periodos de estrés y estado de ánimo deprimido, afectan al sistema inmune haciéndonos más propensos a enfermar.
- La sonrisa disminuye el nivel de cortisol en nuestro organismo, una sustancia relacionada con el nivel de estrés. Ayuda a que nos sintamos más relajados.
- Además, la sonrisa es contagiosa. Un estudio comprobó cómo la mitad de las personas a las que sonreímos, aunque no las conozcamos, nos devuelven la sonrisa.
Parece ser que la sonrisa es un mecanismo innato, se ha visto cómo los bebés sonríen estando en el útero materno e incluso bebés invidentes sonríen al escuchar la voz de su madre.
Se estima que los niños sonríen unas 300 veces diarias, en cambio los adultos raramente lo hacemos más de 20. Las preocupaciones y prisas diarias nos privan muchas veces de utilizar más esta maravillosa herramienta.
Ahora que conocemos un poco más los beneficios de algo tan sencillo como la sonrisa, ¿a qué esperamos para sonreír más, con o sin motivo?
Práctica para sentir bienestar
Te dejo esta pequeña meditación que te ayudará a generar en ti una sensación de bienestar y calma.
Meditación para tu bienestar
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