Seguramente has sentido hablar del Coaching en muchas ocasiones, pero no tenso claro del todo en que consiste. De entrada, hay que comentar que es un tema, en general, controvertido tanto por la degradación de la práctica en sí misma por parte de no profesionales, como del mal uso del término, que se ha acabado extendiendo y utilizando como comodín para cualquier práctica. Desde Amuntfibro, hoy os explicaremos en qué consiste el Coaching y qué aspectos se pueden trabajar para mejorar la vida de los pacientes con Fibromialgia.
Coaching vs No-Coaching
El Coaching es una disciplina que viene marcada por unas competencias muy concretas y una metodología específica, y que tiene la finalidad de acompañar alguien en el logro de sus objetivos. Saliendo de las definiciones más convencionales, se podría explicar el Coaching como una conversación entre dos personas: una (el Coachee), que quiere conseguir un hito y no sabe muy bien cómo hacerlo, y la otra (el Coach) que, mediante el uso de las preguntas oportunas como herramienta de trabajo, genera un espacio de reflexión donde el Coachee acaba encontrando la manera de conseguir su hito. El Coachee se encuentra en una situación de presente determinada y quiere llegar a una situación de futuro deseada (su objetivo) y el Coach lo acompaña en este camino. Es como si los dos emprendieran un viaje en coche y durante el camino se tuvieran que tomar diferentes decisiones sobre el camino a seguir. El Coachee, que hace de conductor, tendrá dudas sobre cuál es la dirección correcta, o incluso, dudará del viaje en sí, pero el Coach, que hace de copiloto, irá planteando cuestiones que invitarán al conductor a decidir el camino que más le convenga, pero no hará nunca de GPS.
Con esta metáfora del viaje se pretende destacar cuál es el papel de un Coach y desterrar mitos sobre esta disciplina. Aquí no estamos en el ámbito futbolístico y, por lo tanto, un Coach no aconseja, no dirige, no dictamina ni opina sobre el camino a seguir. Un Coach no da indicaciones, no juzga sobre el camino escogido y no sugiere otras vías alternativas. Un Coach solo acompaña en el viaje, pero no ayuda, no coopera en la trazabilidad de la ruta ni sale a socorrer el Coachee si el camino se complica. Si esto pasa, la misión del Coach es promover la toma de conciencia de la realidad, generar un entorno de reflexión, hacer de espejo abriendo diferentes perspectivas y desarrollar las habilidades del Coachee para que pueda aprender de la experiencia, pueda encontrar sus propios mecanismos de superación de los obstáculos, pueda tomar sus propias decisiones y pueda marcar su propio camino. ¿Cuántas veces nos dicen cómo tenemos que hacer las cosas y no las hacemos? Pues con el Coaching pasa exactamente lo mismo. El Coach no dice al Coachee lo que tiene que hacer, sino que hace que éste busque sus propias herramientas para que encuentre el medio más conveniente de hacer las cosas en la manera y en las circunstancias en que se encuentra en aquel momento (y que quizás no son igualmente válidas en otro momento vital). De este modo, el resultado de las acciones es siempre mucho más potente, más fructífero y gratificante porque las decisiones han sido más conscientes y eficaces atendido el despliegue de herramientas tan eficientes como la creatividad, la plenitud o el empoderamiento, que han llevado lo Coachee a un proceso de autoconocimiento y de desarrollo personal. Consiguientemente, la responsabilidad del resultado recae siempre en el Coachee, puesto que es quien ha tomado sus propias decisiones y ha emprendido su propio plan de acción ante una variedad de opciones que él mismo ha explorado y ha sabido encontrar dentro del cajón de «recursos olvidados».
Aclarado esto, podemos afirmar que el Coaching no es Psicología (no es una ciencia que estudia el comportamiento humano), no es un Asesoramiento Psicológico (ningún experto no nos da instrucciones ni opciones), no es Terapia Psicológica (no indaga en causas pasadas o en los problemas existentes para solucionarlos; de hecho, el Coaching mira siempre a futuro) y no se Psiquiatría (no trata ninguna dolencia mental). El Coaching tampoco es Consultoría (no se dan soluciones), no es Mentoring (no hay un asesoramiento experto) y no es Formación (no se traslada ningún conocimiento). Y, finalmente, el Coaching no es ni mucho menos un proceso curativo (porque no se aborda la dolencia en sí, sino la actitud ante el reto, la superación de límites ante la misma o el logro de objetivos vitales, entre otros); tampoco es una relación de amistad (es una relación de igualdad entre dos personas que no intercambian confidencias) o una moda (es una práctica que ya utilizaban los antiguos filósofos griegos con sus discípulos).
Resumiendo, el Coaching es una práctica profesional que requiere una formación específica, de una amplia experiencia, de una destreza y habilidad al conectar con los otros, de una cierta curiosidad «investigadora» que nos lleva a querer indagar siempre más cuestionándonos lo que se nos afirma y, por qué no, de una gran pasión y motivación para poder trabajar con personas que necesitan un cambio en sus vidas y que se sienten perdidas en un momento determinado y poder retarlas a superarse.
¿Qué puede hacer el Coaching por ti?
¿Te han diagnosticado Fibromialgia y te sientes perdido? ¿Estás sufriendo tu dolencia como un impedimento para vivir tu vida con normalidad? ¿Has perdido tu rumbo y no te sientes capaz de reorientarte?
No sufras, es normal, forma parte de tu proceso de asimilación de la dolencia. No es fácil llevarlo y hay momentos en que las emociones nos superan (próximamente haremos una publicación específica sobre este tema), pero aprender a vivir gestionando estas emociones con la inteligencia suficiente como para que no nos limiten y nos hagan crecer como persona es un proceso muy enriquecedor y del que puedes salir muy reforzado.
Desde el área de Coaching de Amuntfibro queremos abordar la dolencia desde 3 ámbitos muy concretos, puesto que consideramos que son los que probablemente más impacto tiene en los pacientes: el Emocional, el Relacional y el Profesional. Así pues, podemos acompañaros en la gestión de vuestros propios procesos o logros de objetivos relacionados con:
- Ámbito Emocional: el proceso de asimilación de la dolencia, el impacto y afectación emocional de la dolencia, el futuro a partir de una dolencia crónica, el proceso de luto del enfermo, la culpa de estar enfermo, los efectos en la autoestima, la desconstrucción de sueños, la adaptación al cambio, la aparición de nuevos miedos, la resistencia al tratamiento, la nube de la depresión, etc.
- Ámbito Relacional: la aceptación social y la infravaloración de la dolencia, el entorno, el sentimiento de inferioridad hacia las personas sanas, el acompañamiento del enfermo, dolencia y matrimonio, dolencia y sexualidad, cómo vivir la dolencia desde la paternidad/maternidad, aficiones y dolencia, etc.
- Ámbito Profesional: cómo abordar la dolencia con mi empresa, dolencia y trabajo, continuidad al trabajo, medidas legales de los enfermos, la incapacidad laboral, la aceptación de los compañeros, afectación económica de estar enfermo, nuevas oportunidades laborales, etc.
Si algunos de estos aspectos te son familiares, te afectan directamente, crees que te pueden llegar a impactar en algún momento, estás conviviendo con ellos, no sabes cómo gestionarlos o te están influyendo negativamente, no lo dudes porque lo Coaching puede darte el empujón que necesitas para continuar tu vida con la máxima normalidad.
De hecho, las próximas publicaciones que iremos tirando desde esta área se centrarán en las diferentes temáticas que aquí os presentamos y, igualmente, os invitamos a que nos hagáis llegar también vuestras propias propuestas a fin de que podamos cubrir todas vuestras necesidades.
Y ahora, para finalizar, que ya sabes algo más sobre Coaching y sobre lo que puede llegar a hacer por ti como paciente de una dolencia crónica, te reto que te plantees la siguiente reflexión:
Espero tus respuestas a modo de comentarios en los diferentes canales de Amuntfibro.
Feliz semana y ¡VIVE!