4 – Silencio
«Todas las respuestas se encuentran en el silencio»
Sati Meditació & Mindfulness
«El camino a todas las cosas grandes pasa por el silencio»
Friedrich Nietzsche
El silencio es tan necesario para nuestro cerebro como el aire que respiramos para nuestros pulmones.
La investigación ha mostrado que el silencio aporta al menos tres grandes beneficios a nuestro cerebro:
♦ Ayuda a que las neuronas se regeneren. Siempre se había pensado que las neuronas no se regeneraban y que el cerebro iba inexorablemente envejeciendo sin más. Sin embargo, las últimas investigaciones han demostrado que las neuronas tienen la capacidad de regenerarse y parece ser que uno de los factores que intervienen en esa regeneración es el silencio (estudio del Research Center for Regenerative Therapies Dresden).
♦ Permite que el cerebro le dé sentido a la información. Cuando estamos en silencio, se activa una red neuronal llamada RND o red neuronal por defecto, encargada de ir evaluando las situaciones a las que nos vamos exponiendo durante el día, descartando lo innecesario e integrando lo importante como un aprendizaje (estudio Universidad de Harvard).
♦ También se ha visto que el silencio es necesario para la reducción del estrés. Parece ser que el ruido provoca una respuesta de huida en el cerebro. Activa la amígdala, zona cerebral encargada de procesar las emociones, la cual segrega cortisol y adrenalina para aumentar el nivel de estrés. A través del estudio de la Universidad de Pavía, se ha visto que el silencio tiene un efecto más calmante y beneficioso en el cerebro que escuchar música relajante.
Vivimos en un mundo lleno de ruido. Pero el ruido no sólo proviene del exterior, en nuestro interior, en nuestra ocupada mente, también encontramos una inmensa cantidad de ruido. Los pensamientos vienen y van entrelazándose unos con otros en un baile interminable y muchas veces agotador.
En oriente tienen un nombre para esta mente inundada de pensamientos: el mono loco, ese mono que salta incansablemente de una rama a la otra (de un pensamiento a otro) No ha soltado una rama y ya está cogiendo la siguiente en una carrera sin fin.
PRÁCTICA
Es necesario sentarnos en silencio unos minutos cada día. Sentarse en silencio implica encontrar un lugar tranquilo en el que no nos molesten, dejar aparcados durante un rato el teléfono móvil, la televisión, la lectura y cualquier otro estímulo externo que nos distraiga.
Implica sentarnos a no hacer nada. Soy consciente de que no es sencillo, estamos acostumbrados a tener la agenda repleta de actividades, no sabemos parar y dejar de hacer. Pero intentemos ir probando poco a poco, cinco minutos, quizás después diez, quizás consigamos llegar a veinte o treinta.
Si la mente se llena de pensamientos podemos centrar la atención en nuestra respiración. La respiración calma nuestra mente, centrarnos en ella nos aporta poco a poco calma mental y nos va acercando al silencio.
Hay un libro cuya sencillez y frescura nos engancha a su lectura. Es el libro Silencio del maestro zen Thich Nhat Hanh. Es un libro que os recomiendo encarecidamente para que os vayáis adentrando en el maravilloso mundo del silencio interior y de la atención plena. Aquí os dejo un pequeño pasaje:
«Pasamos gran parte de nuestra vida buscando la felicidad sin ver que el mundo de nuestro alrededor está lleno a rebosar de maravillas. Estar vivos y caminar por la tierra es todo un milagro y sin embargo, la mayoría de las personas persiguen una cosa tras otra para gozar de una mejor situación. La belleza nos está llamando cada día, a cada hora, pero raras veces le prestamos oídos.
El silencio interior es esencial para poder oír la llamada de la belleza y responder a ella. Si en nuestro interior no hay silencio, si nuestra mente y nuestro cuerpo están llenos de ruido, no oiremos la llamada de la belleza».
